domingo, 22 de diciembre de 2013

CUENTOS DE NAVIDAD


NATALIS INVICTI SOLIS



Por Raúl Martín         






        Todos esperaban la celebración de los festejos del solsticio de invierno con la alegría propia de las reuniones familiares. Como cada año, iban a juntarse parientes llegados de lugares lejanos para celebrar el nacimiento del nuevo Sol, el que a partir del veintiuno  de diciembre comenzaría a dar más luz a la Tierra.
            La familia Alvear permanecía aferrada a sus costumbres atávicas. Naturalmente sabían que, en el otro hemisferio, ocurría justo lo contrario, es decir, que a partir del día veintiuno la luz del día se iría achicando, pero, ¿no ocurría exactamente igual en las celebraciones cristianas? Existía un egocentrismo planetario que situaba el ombligo del mundo en Europa y desde allí se irradiaban las creencias y las supersticiones hacia todo el orbe: un niño Jesús que, a pesar de haber nacido en Palestina, era rubito; las montañas que circundaban los pesebres que rememoraban la ciudad de Belén, nevadas; la costumbre germana de engalanar abetos; y ese Papá Noel disfrazado de Coca-Cola.
            El más viejo de  los Alvear tenía un chalet en la montaña que, año tras año, agrandaba para dar cabida a todos sus descendientes en esta celebración. Comenzaba la jornada con juegos para los niños. Las mujeres se afanaban en aportar sus conocimientos culinarios traídos de los distintos países de que procedían, preferentemente sabrosos acompañamientos y postres, que serían consumidos en la cena..
            A las seis de la tarde comenzó la ceremonia.
            Las flautas y los tambores alertaron a todos los convocados, que se reunieron junto al pasillo engalanado con flores por por el que pasaría Jesús, el niñito de dos años que los iba a representar  ante el dios Sol.
            Avanzaba el querubín rubio y sonrosado vestido con una túnica blanca, descalzo y con una corona de flores en la cabeza. Detrás, sus padres, sonrientes y emocionados, saludaban con las manos a los familiares, que les correspondían con aplausos y, algunos, además, con lágrimas en los ojos.
            Se detuvieron ante el patriarca y ayudaron a su hijo a encaramarse sobre una piedra blanca y llana en la que se recostó feliz. El abuelo levantó un afilado cuchillo sobre él y le asestó una puñalada certera en el corazón. Al instante, todos levantaron sus manos hacia el sol acompañando al espíritu de Jesús. Después, la alegría por el sacrificio ofrendado se manifestó con aplausos, cánticos y felicitaciones a los padres por haber logrado unir su sangre con el dios Sol.
            Otras manos, de otros familiares, descuartizaron con cariño los restos del niño y los pusieron a asar a fuego lento. Esta sería la comida principal de todos en la noche. 


8 comentarios:

  1. Raúl Martín me pidió que subiera su relato. Creo que de todos los cuentos de Navidad, que hemos puesto en el blog hasta ahora, es el que se lleva la palma por dejarnos atónitos. Pensaba que el mío, “Navidad, negra Navidad”, era muy negro y se ha quedado blanquito.
    Buen relato Raúl.
    Un beso a todos los lectores y escritores. Feliz Navidad.

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  2. "descuartizaron con cariño los restos del niño y los pusieron a asar a fuego lento".

    Uahhh. Sin palabras. No tienes corazón. Que pases unos días muy tranquilos. Mucho. Por favor.

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  3. "Cuidao queres bruto", pero, claro, ya lo dice el villancico "A dorar al niño que ha nacido ya"
    Yo no sé si esta Navidad me atreveré a hincarle el diente al cordero.
    Aunque hay que seguir las tradiciones: el canibalismo, los toros, los gansos degollados, las cabras tiradas desde los campanarios...

    Un abrazo y Feliz Navidad.

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  4. Interesante contrapunto al siempre empalagoso espíritu navideño que, de una u otra forma, rezuma en el resto de relatos navideños de tus compañeros de blog. Qué no todas las cosas buenas pasan en Navidad, ni todo lo que pasa en Navidad tiene por que ser bueno. A ver si nos vamos enterando. ¡Cuanto daño ha echo la publicidad!

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    1. ¡Caótica y empalagosa... me estás dando la Navidad, que lo sepas!

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  5. Un relato bien escrito, por supuesto un buen relato; pero yo espero no pasar nunca unas Navidades así. Ni encontrarme con esos antropófagos nunca.
    Raúl, que tengas mejor Navidad que ese pobre niño. ¡Feliz Navidad!

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  6. ¡Horror! Pero hombre es que para escribir es necesario decir estas atrocidades, debo estar haciéndome mayor. Del Como no me quejo, pero, macho, lo que dices es un poco fuerte,no.
    Escribes bien, pero leer: "Descuartizaron con cariño los restos del niño. y los pusieron a asar a fuego lento." jo, ni sigo. Desde luego no te llamaré de canguro de mis niños. No dudes que no.
    Feliz Navidad y espero leer otras cosas tuyas, seguro que estarán bien, mi olfato de lector insaciable me lo dice.

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