Los autores

Domingo, 9 de junio de 2013


En las procelosas aguas de Internet, un grupo de amigos, unidos por su amor a la literatura y al vicio de escribir, acaba de inaugurar este blog. Hartos de peregrinar de concurso literario en concurso literario, cansados de mendigar en las editoriales un librito, por favor; un buen día decidieron aunar voluntades y construir un libro entre todos. Y en ello estamos.
Mientras escribíamos, empezamos a buscar quién podría editarnos, miramos al fondo de nuestros bolsillos y a algunos hasta se nos escapó una lágrima. Pero el libro estaba quedando genial, había que publicarlo como fuera…en un momento del proceso nos percatamos que había una historia que contar sobre ello, quizás tan interesante como el propio libro, y que podría serle útil a mucha más gente: personas como nosotros, con relatos guardados en el cajón del ordenador. Escritores inéditos con obras interesantes escritas que sólo las disfrutan los amigos y su familia; juntaletras novatos, desconcertados y sin saber qué hacer, a dónde dirigirse para ver su libro, algún día, expuesto en las librerías de su pueblo, de  su ciudad.
Bueno, pues no prometemos nada. No sabemos si vosotros o nosotros, los amigos del blog, conseguiremos ese sueño. Pero aquí tenéis nuestro hombro para llorar decepciones, comprensión para vuestros cabreos contra el mundo editorial; nos vais a encontrar para hablar y  para leer los relatos que deseéis enseñarnos.
Queremos que nos conozcáis, que sepáis con quién estáis hablando. En vez de fotografías y currículos, desempolvamos uno de los ejercicios que ponen en los talleres de literatura e hicimos nuestro retrato a golpe de letras. Señores y señoras, pasen y vean, y, si quieren, únanse al grupo: estaremos encantados de conocerlos.

OS PRESENTO A LA REINA DE SU CASA

Me gusta la gente con sonrisa en los ojos y las manos cálidas. Las viñas en otoño y el agua fría en los pies.
Adoro las casas viejas y los muebles achacosos. La independencia de los gatos y la noche de Reyes; hablar con mis amigos, el frío en la nariz y el calor protector de las mantas con olor a suavizante.
Comería a menudo gachas en el campo, rascando “lo pegao”, o migas en vendimia. Me gusta ser de un lugar árido con un río burlón (ese que se esconde y confunde a los geógrafos) y saber que mi pueblo fue la capital de la Tierra de la Luz de los árabes.
Añoro la mirada de mis hijos cuando les contaba cuentos que inventaba para ellos. Guardo con uñas y dientes mi pequeña parcela de libertad; paladeo que la gente me quiera, reír y fumar. Me gusta mucho fumar.

No me gusta la gente con ropa cara y densamente perfumada, ni los hombres con gomina en el pelo y en las palabras. No puedo con el calor húmedo de las playas ni con la arena entre los dedos de los pies.
Detesto los muebles relucientes, nuevos y sin historia ni alma. Los perros pequeños vestidos por sus amos y La Navidad del consumo envuelta en burbujas  Freixenet.
No me gusta la Nouvelle Cuisine, ni las grandes ciudades; me agobian los grandes museos así  como viajar a golpes de horarios: detesto que un guía me diga lo que tengo que mirar.
Odio el olor a incienso de las iglesias, el bisbiseo de las beatas en las misas. Odio la muerte y no poder escribir te quiero con mis dedos en tu espalda.

EL PRINGAO DEL BARRIO

No me gusta la gente que sonríe falsamente  y, cuando te da la mano, estruja la tuya hasta el martirio pretendiendo ser efusiva. Las viñas en otoño, porque en septiembre ya les han quitado todas las uvas y parecen esqueletos, ni el agua fría que, incluso en verano, me provoca temblores.
Las casas viejas y los muebles achacosos, porque la miseria se contrapone a la riqueza de los demás. La independencia de los gatos, porque arañan y no son como los de Walt Disney, y la noche de Reyes, porque me contaron que los Reyes son los papás y, los que no lo son, cazan elefantes; Tampoco me gusta hablar con los amigos, porque las conversaciones de juventud se han convertido en monografías sobre el trabajo y lo listos que son los hijos; odio el frío en la nariz, porque me hace moquear y el olor de las mantas con olor a suavizante, porque me da arcadas.
Nunca como nada en el campo, porque la comida está fría y, encima, los demás se empeñan en comer del mismo plato. Habiendo nacido en el Mediterráneo, me desconsuelo habitando en los lugares áridos con ríos llenos de pesticida, y creo que los que se creen que su pueblo es el ombligo del mundo, no han visto nunca el mapamundi desde otro hemisferio.
Añoro la mirada de mis hijos en cualquier tiempo y lugar. Mi libertad hace tiempo que la cedí al bien común, y aunque ello me desespere, seguiré prefiriendo perder a ganar a costa de los demás. No espero que la gente me quiera y pienso como Einstein que, cuando le preguntaron si era feliz, contestó: “No, ni falta que me hace”

Me gusta la gente con ropa cara y densamente perfumada, y las mujeres con el cabello vaporoso y la sonrisa en las palabras. Añoro el calor de las playas de la Costa Brava y la arena corriendo por mis dedos como un reloj de arena.
Quiero que los muebles estén relucientes, nuevos y con aroma de limpieza. Adoro a los perros que se dejan vestir con docilidad por sus amos y La Navidad en que todos nos reunimos alrededor del turrón y del Cava Canals i Nubiola, el día de los enamorados, el día del padre y el día del libro. Me gusta la Nouveau Cuisine (acabo de comer bondiola de ternera a la reducción de vino de Oporto, con ciruelas y crema de batata) y las grandes ciudades llenas de cultura, cosmopolitismo y actividad, aunque erradicaría de ellas a los guías.
Me gusta el olor a incienso de las iglesias y el bisbiseo de las beatas en las misas. Me paso el día escribiendo te quiero con la punta de los dedos en todos los poros de tu alma. Y soy el legionario: Soy el novio de la muerteeee, mi más leal compañeraaaaa.

EL GATO DE CHESHIRE

Si hay que hacer una lista de cosas que me gustan, y de otras que no, es imposible.

Me gustan mi familia, mis amigos, vosotros que también soy mis amigos. Me gusta leer las cosas que escribís, me gusta criticaros las cosas que escribís –y mandarlo al Corral para que lo sepáis, claro-. Me gusta oír a mi mujer que ronda por la casa. Me gusta tomar el vermut con ella los Domingos y pasearnos por la calle los días de buen tiempo, me gusta que me agarre del brazo. Me gusta la libertad que me da. Me gusta chiquitear a diario con mis amigos de siempre, para beber cuatro vinos y decir con ellos, burradas de las mujeres, de los jefes, de las mujeres de los jefes, de los políticos y de lo que se tercie, pero como dice un amigo mío cuando le riñe a su hija por llegar tarde a casa: cuidado con lo que hacéis, que la juventud de ahora… Ella le contesta “Oye, que me dices a mí, si aquí todos sabemos la fama que tenías tú de joven” Y el le contesta “Ya, pero entonces lo hacíamos sin maldad, no como ahora” Pues eso, criticamos a todos pero sin maldad, solo por regodearnos.

Me gusta releer los libros que me gustaron la primera vez. Si no lo hago ya, no me va a dar tiempo. De los nuevos no leo casi nada.

Me gustan tantas cosas…


No me gustan:

No me gusto yo, (a veces).

No me gusta la pedantería y yo muchas veces soy pedante.

No me gusta la falsa modestia y la practico más de lo que quisiera.

No me gusta mi timidez al conocer gente, ni mi verborragia cuando he cogido confianza.

No me gusta que haya demasiada gente a la que de entrada le caigo mal. Pero no me extraña ni me molesta.

No me gustan las encuestas de “Me gusta, no me gusta”, porque las personas no somos robots y no puede ser que la opinión de una persona en un momento determinado, quede fijado como opinión de esa persona, para siempre.

No me gustan tantas cosas…

CRONOPIO

Me gusta desnudarme letra a letra.
Me encanta que la razón prevalezca porque eso ocurre tan poco.
Cuando les hablo a las plantas pongo la voz más dulce.
Quisiera que en las escuelas enseñaran a soñar.
Una vez escuché a Dios en una caracola.
Me rejuvenece contar amaneceres.
Me pongo bizca cuando miento y negra cuando me mienten.
Todos los días rozo el borde de la felicidad con el mismo dedo.
La vida ha intentado amputarme caricias y no ha podido.
Me gusta el libro que sale al final de las películas de Disney y se cierra. Siempre lloro con Bamby.
Más de una vez he soñado que volaba abarcando con mis alas todo un pueblo.
Me gusta escribir en el aire.
Idear motivos para tu risa.
Tengo un juanete con vida propia.
De pequeña creía que Ortega y Gasset eran hermanos.
Me gusta mirar por las ventanas de los charcos y contar las nubes que pasan. ¿Verdad que antes había más charcos? 
Me gusta perder el tiempo intentando alargar las horas.
Me es fácil imaginar cuentos cuando sonríes,
pero más cuando lloras.
Me salen versos por las orejas, como el que acabas de leer.
Me pirran los libros con chocolate.
Me gusta ser madre, comer y hacer el amor. En ese orden.
Lo de comer y hacer el amor, los demás no lo dicen por vergüenza.  
Adoro la luz de la tarde atravesando las hojas y la velocidad de las golondrinas.
Siempre se me pegan los macarrones y las melodías.
Creo firmemente que el amor está del lado de la pobreza y de parte de las utopías.
Si me lees se me enciende una lucecita.

No me gustan los símbolos ni quienes se aferran a ellos.
No me gustan las personas que aprietan los labios.
No me gusto cuando me enfado. Ni cuando grito.
No me gusta el olor de los hospitales.
Ni la grandilocuencia de los políticos.
Por principios no veo la tele. Odio las imágenes repetidas.
No me gustan las poses ni la falsa humildad.
Ni las señales de tráfico y mucho menos las señales del sufrimiento.
Me resulta tremendamente difícil llenar ausencias.
No me gustan los que dicen que no tienen tiempo.
No me gustan los conformados, ni los uniformados ni los radicalmente disconformes.
Una vez me disfracé de mendigo y me volví invisible. Lo juro.
Confieso que no me gustan los libros gordos.
El único animal que me parece feo es el hombre. Salvo excepciones inalcanzables.
No me gustan los que presumen de leer mucho. Leer bien es complicado.  
Me dan miedo los tres primeros segundos después de apagar la luz. Luego ya no.
No me gustaría pasear por tus ojos sin llegar a tocar tu corazón.


Mesdames et Messieurs, je vous présente… MICHEL DE BERGERAC

Primavera:
                 Me gusta ver a la Pacha Mama reiniciar su ciclo de vida y, a la luz, ganar su particular pulso contra la oscuridad. También me gusta observar cómo florece la parra virgen vistiendo de verde el patio de mi casa. El olor a jazmín. El olor de tu piel, el olor de todas las pieles de todos los colores y de todas las razas.
Verano:
             Me gusta la luz del Sur, las casitas encaladas, el horizonte vestido de olivares y el aroma del aceite de oliva. Me gusta bañarme en un mar tranquilo en un día de calor, para después caminar durante un buen rato sobre la arena mojada. Sentir la brisa marina sobre mi piel aún húmeda. El sabor a sal y el olor a yodo. Me encanta hacer el amor a la hora de la siesta, los cuerpos empapados de sudor. Y volver a la playa al atardecer para pasear por el malecón mientras contemplo la caída del dios Sol.
Otoño:
           Me gusta el misticismo de la meseta castellana allá por noviembre, pasearme por un parque con sus caminos alfombrados de hojas, el ruido de mis pasos al caminar sobre ellas, el olor a tierra mojada, sentarme en un banco y leer de nuevo las rimas y leyendas de Bécquer.
Invierno:
              Me gusta ver cómo cae la nieve a través de los cristales, en casa, calentito, mientras escucho “Tubular Bells”. También me gusta salir a pasear bajo los blancos y silenciosos copos. Y volver a sentir el calor del hogar cuando regreso.
Siempre:
              Me encanta viajar, conocer mundo, gente muy diversa, y constatar que el alma no tiene fronteras. Me gusta aprender palabras nuevas en todos los idiomas del planeta. Me gusta seguir siendo el eterno estudiante, seguir descubriendo algo nuevo cada día. Me gusta probar el pan y el vino de cada región que visito. Y en todas partes me gustan los huevos fritos. Me gusta fumar.
              Me gusta la gente que es humilde, solidaria y que sabe dialogar. Me gustan los inmigrantes, por toda la riqueza cultural que nos aportan. Yo también fui un día inmigrante. Me encanta la literatura, la música, la pintura, el teatro y el cine. También me gusta el fútbol (qué le voy a hacer), porque es accesible para todos, sin distinción de clase, se puede jugar en cualquier lugar y, además, con una pelota hecha con papeles atados con cuerdas, como yo lo hacía en mi niñez.
              Me gusta la franqueza y la gente que va siempre de cara. Me gusta la sonrisa sincera de esos niños de medio mundo, a pesar de la vida llena de miseria que les ha tocado en (terrible) suerte vivir. Me gustan las personas con sensibilidad y que te miran a los ojos cuando les hablas o te hablan. El lema que más me gusta es: “Haz el amor y no la guerra”.
              Me han encantado siempre las culturas aborígenes por su sabiduría y por el maravilloso trato que han tenido con la Madre Tierra.  
               Me encanta el proyecto que tenemos del libro conjunto y del blog.
                                                                   XXXXXXX
Nunca:
            No me gustan los políticos con su falsa sonrisa de “pepsodent”. Ni sus discursos llenos de mentiras, ni sus políticas de “austeridad para muchos y derroche para pocos”. Ya lo decía Omar Kayam, el gran poeta persa, célebre por sus odas del vino: “Cuando me despierto, prefiero escuchar el eructo de un borracho que el discurso de un hipócrita”.
            Tampoco me gustan los manipuladores, los que tergiversan la realidad para sacar provecho propio engañando a los demás. No me gustan ni los “salvapatrias” ni los que dicen estar en posesión de la verdad. No me gusta la gente tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tiene es dinero.
            No me gustan los uniformes, nunca me han gustado. Ni los desfiles, con sus trompetas y su redoblar de tambores. Tampoco me gustan los palcos de personalidades. No me gustan los conflictos bélicos, ni las armas, ni ningún tipo de violencia.
            No me gustan las monarquías, ni la jerarquía eclesiástica, con sus innumerables riquezas, que además, pagamos entre todos. ¡Que les den! Y no me gusta para nada la situación actual en la que se encuentra nuestro planeta.
             Tampoco me gusta la “nouvelle cuisine”. Soy de los que prefieren mojar el pan en la salsa de un buen estofado de ternera hasta dejar el plato limpio y reluciente.

SIGNORINA PIRANDELLO en busca de un lector

No me gusta hacer listas y en especial odio hacer la lista de la compra. Las cosas que pondría que me gustan son una cursilada. Las que no me gustan, obvias. Un amigo juntaletras hizo una lista de éstas muy bonita: decía que le gustaban las sábanas limpias. Nos abrazamos en un puente y luego se fue y luego se fue del todo. No odio más que nada las despedidas, sino a los incapaces de despedirse; y a mí misma, por ser incapaz de dejar de recordarlos cuando cambio las sábanas. ¿Gustarme más que nada? Tú cuando me lees. Y me gusta...

“Me gusta cuando callas porque estás como ausente”, como dijo Neruda.
O “Lo que más me gusta es rascarme los sobacos”, que dijo Bukowsky.
...¿qué decir después de eso? Que no alcanzaré nunca esos hitos de la poesía, lo sé. Y, sin embargo, me gusta escribir, me gusta que me lean, me gusta que me digáis si os gusta o por qué no os gusta Me gusta leer y deciros si me gusta o por qué no me gusta. Me gustaría que un editor se enamorase de mis palabras y me hiciese un libro muy muy bonito sólo para mí, pero no me gusta (y me da mucha vergüenza) suplicar la magia. Así que aquí estoy... disimulando, a veces incluso con tacones.

TORNADO CELESTE

Me gusta poder identificar a mis seres amados por su olor. Cada piel tiene su propio perfume y yo me he enamorado de ellos.
Me gusta mirar fijamente cualquier objeto bien iluminado y después cerrar los ojos y ver como su forma aparece en negativo dentro de mi cerebro.
Me gusta el rechinar de las puertas con sus bisagras poco aceitadas, su sonido eriza mi piel   y me transporta hacia historias de fantasmas.
Me gusta acariciar a mi perrita con los pies y sentir su suave pelaje.
Me guata escuchar los silbidos del viento cuando se arremolina sobre las ventanas de mi hogar.
Me gusta observar las manos de las personas; ellas me hablan de vida, actividades…
Me gusta dibujar figuras con mis dedos sobre los cristales bañados de vapor.
Me gusta que mis pulgares naveguen en la palma de la otra mano.
Me gusta ver los actos de magia y sorprenderme,  como cuando tenía cinco años.
Me gusta fotografiar cualquier imagen, objeto o persona, que se vea reflejado en un espejo.
Me gustan los espejos, pues aportan  magia al mundo. A veces creo encontrar en ellos otra dimensión.
Me gusta el sonido que produce el maíz crepitando dentro de una olla cuando la pongo sobre el fuego.

No me gusta pensar en lo que no me gusta.
No me gusta tener los pies fríos.
No me gusta dormir en sábanas arrugadas.
No me gusta encontrar migas en la cama.
No me gusta tener horarios para comer.
No me gusta despertarme y no conciliar el sueño.
No me gusta perder el poder de sorprenderme.
No me gusta no saber qué no me gusta.
No me gusta no encontrar las palabras adecuadas para describir situaciones.
No me gusta ser tan emocional.
No me gusta dejarme influenciar.

No me gusta

14 comentarios:

  1. ME ENCANTÁIS CASI TODOS VOSOTROS

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  2. no se si se me aceptara este blog mi comentario pero me encata como escribis.

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    1. Sí. Este blog acepta tu comentario. Es un placer contar con lectores.
      Abrazo.

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  3. Gracias en nombre de todos (o casi ¿?), anónimos amigos. Está el blog un poco fantasma... es lo que tiene cuando hay que dedicar más tiempo al sol que a la sombra, al día que a la noche, a la tierra que al aire o al mar. Pero rondamos, y volveremos, y os contaremos como fue la aventura de editar, de autoeditarnos, que de eso se trataba.

    Besicos agradecidos.

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  4. Me metí en el blog de curioso, y de curioso fui y vine por lo escrito, por meses atras, por las poesías, por las risas y las lágrimas de cada uno de ustedes. Gracias por haberme regalado un grato momento y si sirve para algo, sepan que han conquistado un nuevo lector desde Argentina. Siempre supe que un escritor no necesita de un papel impreso para regalar caricias; hasta cualquier momento

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    1. Amigo César, muchas gracias por tus bonitas palabras. No solo sirve de algo lo que nos dices, sino que para todos nosotros es un inmenso placer saber que tenemos personas como tú que nos leen en otras partes del mundo, como en la bella Argentina. Esta es la grandeza de Internet. Cuando creamos este blog, nuestra meta era compartir con los lectores nuestros sueños, las dudas razonables, todas las preguntas que surgen cuando empiezas esta aventura en el mundo de la edición y, al mismo tiempo, mostraros nuestros trabajos y tener también la posibilidad de leer los vuestros a través de vuestras colaboraciones literarias. Y, poco a poco, creo que lo estamos consiguiendo.
      Date una vuelta por aquí cuando lo desees. Siempre serás bienvenido. Y si quieres enviarnos algún trabajo tuyo, te animamos a que lo hagas. Nos encantará leerte.
      Un fuerte abrazo desde este lado del charco.

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    2. Gracias a ti, César. Voy a pasar por tu blog y ver tus trazos de tinta (y pincel). Hasta cualquier momento, que será pronto. Besicos.

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    3. Hola César:
      Me pone alegre tu comentario. Internet es un medio de unión y espero que no nos dejes y nos sigas leyendo.
      Mil gracias, querido amigo.

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    4. lo de intercambiar caricias entre dos continentes es algo que no me había planteado nunca. Tu lo has hecho posible. Gracias Cesar, que sepas que te estaremos esperando.

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  5. Qué bueno es encontrar gente que se sume a este oficio de inventar historias. La creatividades una de esas cosas raras (como el amor y el conocimiento) de las que uno tiene más mientras más comparte. Y ustedes tienen de sobra. Seguiré pasando a leer. Saludos.

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    1. En nombre de todos, muchas gracias, escrilia, por tus palabras. Ése es exactamente nuestro espíritu: compartir. Entre nosotros, entre nosotros y los lectores, con otros autores y con todos aquellos que, de una forma u otra, tienen que ver con este maravilloso vicio. Tu blog es un buen ejemplo de ello y, con tu permiso, lo adjuntaré a nuestros recomendados.
      Un afectuoso saludo.

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  6. Entré por curiosidad y porque escribí un libro que me ha costado lágrimas y 'sangre'... Entré a pescar ideas y me atraparon sus letras. Mil gracias, un saludo desde mi isla, Puerto Rico.

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  7. Entré por curiosidad y porque escribí un libro que me ha costado lágrimas y 'sangre'... Entré a pescar ideas y me atraparon sus letras. Mil gracias, un saludo desde mi isla, Puerto Rico.

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