EL ASESINO DE MORFEO EN SU BODEGA
En el subterráneo del blog, bajando la angosta escalera, una amplia sala espera a los amigos. Ahora está silenciosa, pero llegará un día que se pueble de voces, risas y brindis. Puede que también haya discusiones más o menos amigables, pero el viejo Asesino de Morfeo hará lo que pueda para que sus huéspedes se sientan cómodos. En la vieja cueva que llaman bodega los habitantes del blog, se puede hablar de todo: de los últimos libros que os hayan estremecido o, simplemente, entretenido. Del poema que os llene de lágrimas los ojos o del partido de fútbol del domingo pasado...¿Quién dice que las crónicas deportivas no pueden ir tan cargadas de sensibilidad y pasión como una hermosa carta de amor?
Bajo los efluvios de la amistad y la buena voluntad se puede hacer todo: subirse en uno de los toneles de vino que hay en aquel rincón y recitar a voz en grito el último poema que hayáis parido, criticar o corregir los trabajos ajenos ( siempre que se haga con respeto y argumentando las críticas, en eso el Asesino será inflexible) o simplemente intentar escribir mejor, que es de lo que va este blog.
Me quedo aquí preparando todo para recibiros cuando queráis acercaros.
Traigo aquí los comentarios que me habéis hecho. Son cartas que se amontonan encima de la mesa y que esperan a otras muchas. 7 comentarios:
1.
Pues así, en plan
tocarte las narices, querido Asesino de Morfeo, no veo nada. Tan solo al
principio, cuando escribes "sumergido en el caeos de una mudanza",
hay una palabra extraña. A ver si la ves cuando recuperes las gafas. Por lo
demás todo bien. espero que este blog se llene de tertulias y no estaría mal
introducir un chat..
Con cariño
El Pringao del Barrio.
Con cariño
El Pringao del Barrio.
2.
El Pringao está
intentando hacerse con un chato de vino y un buen trozo de queso, una de las
butacas frente al televisor para ver los partidos de fútbol y la amistad del
vejete: se os ha pasado a los dos que si un lector nos manda un relato guardado
para algún concurso, será difícil que pueda concurrir a él. Ya se sabe la manía
de los concursos de que los relatos sean puros y vírgenes. Pero serán bien
recibidos aunque ya hayan sido usados, a nosotros nos caen bien las vírgenes y
la putas.
3.
Efectivamente (creo
que ahora usar palabras terminadas en mente no está bien visto) señor Pringao,
mis dedos gordos y torpes pretendían poner "sumergido en el CAOS de una
mudanza". Gracias por la corrección, y ya que se ha acercado hasta aquí,
hagamos caso omiso del comentario malintencionado de la reina y vamos a brindar
con un buen Rioja, aquí se está bien, podremos sentarnos a esperar a que
alguien más se presente para charlar. Me gustaría saber instalar aquí un chat,
o como se llame eso, pero soy torpe con la informática, así que, de momento,
podemos valernos de estos comentarios como si lo fuera e interrelacionar con
todos los que quieran venir a hablar con nosotros a la vieja usanza, es decir,
alrededor de una mesa y bebiendo y comiendo como Dios manda.
4.
Señor Asesino, remueve
usted en mí antiguos sentimientos... De cuando una tenía otra voz y otro
nombre. ¡Ay, qué triste vida!
No pienso tener en cuenta las órdenes de Dios respecto a la comida y la bebida. Si, pese a eso, aún se me acepta cerca de su mesa, cuente usted con que seré feliz corrigiendo dislates gramaticales. Eso me pone aún más que su precaria próstata. Un placer verle de nuevo, caballero.
No pienso tener en cuenta las órdenes de Dios respecto a la comida y la bebida. Si, pese a eso, aún se me acepta cerca de su mesa, cuente usted con que seré feliz corrigiendo dislates gramaticales. Eso me pone aún más que su precaria próstata. Un placer verle de nuevo, caballero.
5.
¡Por Dios, señora
condesa, es usted muy dueña de no tener ninguna orden en cuenta, y sepa que
nada me haría más feliz que tenerla dispuesta a usar su látigo contra mis
horrores gramaticales. Tome asiento y reanudemos nuestras charlas... ¿Era Fray
Luis de León el que decía aquello de "como decíamos ayer?
6.
¡Voto a bríos! ¡Revive
hoy el que un día fue Morfeo de acogedora chimenea!
¡Tantos otoños buscando el calor y el vino de su vieja bodega legendaria!
Tres años ha que se lo llevó un viento matador de fantasías. Cumplida su condena por "Asesino", aquí se instala para placer de unos y temor de otros.
Pido posada y palabra, letra, risa y un deseo: que de las cenizas del antiguo lar resurja victoriosa la llama de aquellos días. Pluga al Cielo que aquí se detenga gozosa la sombra del que fue don Juan, Tenorio para más señas.
Permite que ponga un cartel a la puerta de tu casa:
«Aquí no yace nadie»
Morfeo, rindamos pleitesía a la prosa mientras regresa la poesía.
¡Tantos otoños buscando el calor y el vino de su vieja bodega legendaria!
Tres años ha que se lo llevó un viento matador de fantasías. Cumplida su condena por "Asesino", aquí se instala para placer de unos y temor de otros.
Pido posada y palabra, letra, risa y un deseo: que de las cenizas del antiguo lar resurja victoriosa la llama de aquellos días. Pluga al Cielo que aquí se detenga gozosa la sombra del que fue don Juan, Tenorio para más señas.
Permite que ponga un cartel a la puerta de tu casa:
«Aquí no yace nadie»
Morfeo, rindamos pleitesía a la prosa mientras regresa la poesía.
7.
Tiempo de reencuentros
querido Tenorio. Acabamos aquí con las viejas nostalgias y mojamos nuestra
pluma en la vida. De momento agarra esa copa de la izquierda y brindemos por
los amigos, por las sombras y por las carnalidades.
Anónimo, sigue sonriendo.
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A usted le doy una flor,
si me permite,
un gato y un micrófono,
un destornillador totalmente en desuso,
una ventana alegre.
Agítelos.
Haga un poema
o cualquier otra cosa.
Léasela al vecino.
Arrójela feliz al sumidero.
Y buenos días,
no vuelva nunca más, salude
a cuantos aún recuerden
que nos vamos pudriendo de impotencia.
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Sí, sí, es verdad, es la única verdad;
ojos entreabiertos, luz nacida,
pensamiento o sollozo, clave o alma,
este velar, este aprender la dicha,
este saber que el día no es espina,
sino verdad, oh suavidad. Te quiero.
Escúchame. Cuando el silencio no existía,
cuando tú eras ya cuerpo y yo la muerte,
entonces, cuando el día.
Noche, bondad, oh lucha, noche, noche.
Bajo clamor o senos, bajo azúcar,
entre dolor o sólo la saliva,
allí entre la mentira sí esperada,
noche, noche, lo ardiente o el desierto.
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Una vez más, Señor, me condenas perdiéndome
las gafas; una vez más me pones en trance
de maldición y pecado. Por favor, devuélvemelas.
No es, Señor, que me las pierdas, es que me las escondes
y me dejas sin ver. Es que nos quieres ciegos? Que no veamos
el horror que nos rodea, tantas cosas terribles
como hay que ver cada día? Es una muestra de tu misericordia
dejarnos sin ver? Por qué no te llevas
la mirada, esa ave? De todo nos priva nuestra
desesperación de ciegos, hasta de ese olor
del jazmín vespertino, de la escapada de puntillas
de la tarde, de aquellos que tú bien sabes
su nombre, porque tú eres su invención,
tú le pusiste nombre, amor,
y aquí ando las veinticuatro horas del morir de cada día
sin ver, hasta donde lleguen los hastas,
hasta que un toque en el hombro y una voz diga:
«No busques más lo que tienes delante».
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De cirios y de lirios
El lirio azul el lirio fucsia el lirio
de color colorado el lirio triste
con pétalos de cera se reviste
y va a la fiesta convertido en cirio
En cirio gris en cirio negro en cirio
de las aguas sin luz en cirio triste
que al llegar de la fiesta se desviste
y vuelve a ser en el jardín un lirio
O este espejo se está poniendo viejo
o lo que estoy mirando es un delirio
dice la flor hablándole al espejo
Adentro del azogue brota un cirio
y al tiempo que se enciende su reflejo
al fondo del jardín se apaga un lirio