No me preguntéis por qué le llamo a él precisamente. Es el último de nuestros colaboradores, y quizás por eso, me parece que al hacerlo así también llamo a todos los que han pasado por aquí. Todos han dejando un rastro de su forma de escribir la vida y un sentimiento de hermandad en nuestros corazoncillos de juntaletras anónimos. Chicos, os añoramos. Sabemos que estáis por ahí, y nos gustaría conoceros un poco más. De Eduardo sabemos que ha plantado árboles, que tiene una familia soñadora y que quiere publicar un libro... y sobre todo, que nos ha llamado hermanos de tinta.
Se acaba mayo, mes revuelto de terremotos y elecciones. Hoy mi pueblo olía a tierra mojada y a verano incipiente. Me voy a dormir sabiendo que en algún rincón de nuestro mundo, alguien intenta soñar historias para compartirlas en este blog y me acurruco en la cama con una sonrisa cómplice.
Llamando a Eduardo Sosa. Buen título para un relato, reina.
ResponderEliminarCompartir tinta con vosotros fue un placer, prometo volver a hacerlo pronto si así consigo que vuestro sueño sea más reconfortante.
ResponderEliminarSerá mío, el placer.
ResponderEliminarPues sí, Signorina, un buen título o un estar en un aeropuerto escuchando megafonía. Espero que nos oigan los desesperados por editar, como lo estamos los miembros del Corral. Nosotros hemos descubierto que la unión hace la fuerza y vamos a por el segundo libro. De momento Arioleta ha escuchado el canto de sirena y estamos encantados. Cuando quiera puede contarnos sus poemas y sus relatos que nosotros estaremos con los ojos y los oídos atentos, como niños que quieren espantar sus miedos con cuentos.
ResponderEliminarHasta hoy, finales de junio, no había leído esto. Pero que cabeza la mía!!!! Y el cuento que está arriba, que va de demonios está muy bien.
ResponderEliminarHasta hoy, finales de junio, no había leído esto. Pero que cabeza la mía!!!! Y el cuento que está arriba, que va de demonios está muy bien.
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