domingo, 26 de abril de 2015

Notas para una poética



                                                                         


      Hoy se tiene un sentido reverencial hacia la poesía (sobre todo los autores), pero un poema es sólo un conjunto de palabras que pueden causar algún tipo de emoción, y no en todas las personas, ni siquiera puede causar la misma emoción en cada lectura que haga un mismo lector. Fuera de eso un poema no es nada.
       Entre todo lo que se escribe, al contrario de lo que creen los poetas, hay muy poco capaz de cumplir la aspiración horaciana de alcanzar la inmortalidad del autor, ni siquiera esa inmortalidad más pequeñita que dura lo que duran sus amigos o sus enemigos. Este sentido reverencial que es alimentado por los autores y por las elites, que necesitan composiciones casi cabalísticas que sólo ellos saben interpretar, convirtiendo la poesía en oscuros jeroglíficos, o en un concurso de metáforas a cual mas rebuscadas (esto para el común de los lectores), tratando quizás de  ocupar el lugar de la “inmensa minoría” juanramoniana y dejando a la mayoría de lectores el lugar de los iletrados e insensibles; y luego dicen que no gusta la poesía. Pero a esta mayoría, aunque no se diga, le llena más las fábulas de Rafa la jirafa, o el cachalote Xavier, que los tomos de Aleixandre, y creo, como Trapiello, que hay que deshacerse de las viejas vanguardias y volver a la esencia de las emociones que puedan ser leídas y sentidas sin ese halo de intelectualidad que los autores de la elite quieren imponernos.

                                                                                   El Gato de Cheshire
                                                De: “Una tarde, una mujer, una lluvia”  2008 

14 comentarios:

  1. La reina de Corazones26 de abril de 2015, 20:05

    Absorta me has dejado y meditabunda. Me encanta tenerte, Gato de Cheshire, compañero de historia, criatura misteriosa que aparece y desaparece cuando le da la gana, pero que siempre deja flotando en el aire esa sempiterna sonrisa de gente de bien.

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  2. El Asesino de Morfeo28 de abril de 2015, 7:55

    Todo lo gente de bien que quieras, reina de ¿Corazones?, pero, en plan suave, pone a los intelectualoides a bajar de un burro, cosa con lo que estoy de acuerdo. Poeticastros casposos que miran por encima del hombro a los mortales incapaces de seguir sus profundas y abstractas metáforas. Vente a la Bodega,Gato, denuncia a los falsos poetas... al fin y al cabo, enseguida puedes desaparecer

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  3. Michel de Bergerac28 de abril de 2015, 11:32

    Gran texto, gran escritor, admirado Gato. En este curioso y multicolor mundillo literario, también hay castas.
    Me ha encantado leerte, como siempre que lo hago.

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  4. ¿Quiénes son esos autores de la élite? No creo yo que tal y como está la cosa, nadie imponga nada a los lectores. Por cierto, su texto tiene mucho halo de intelectualidad. (sonrío)

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    1. Eso, señor Don Gato, hablenos de autores de élite y de los del pueblo. Charlemos de poesía sentaditos en el tejado.
      Anónimo, sigue sonriendo.

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    2. Que tiene halo de intelectualidad, dice Anónimo. De eso nada, yo sólo hablo de lo que me gusta y de lo que no. Como no sabría explicarme bien (soy casi ágrafo), incluyo cuatro poemas que creo que explicarán mejor que yo lo que intentaba decir. Los dos primeros, no puedo con ellos no me arrancan la mínima emoción, y son de Valente y Aleixandre (ya que lo nombraba); en cambio los segundos me gustan mucho y son de autores mucho menos "importantes". Aunque tal vez sea mi ignorancia o falta de sensibilidad las causas de esta valoración.

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      A usted le doy una flor,
      si me permite,
      un gato y un micrófono,
      un destornillador totalmente en desuso,
      una ventana alegre.
      Agítelos.
      Haga un poema
      o cualquier otra cosa.
      Léasela al vecino.
      Arrójela feliz al sumidero.
      Y buenos días,
      no vuelva nunca más, salude
      a cuantos aún recuerden
      que nos vamos pudriendo de impotencia.

      -------------------------------------------------

      Sí, sí, es verdad, es la única verdad;
      ojos entreabiertos, luz nacida,
      pensamiento o sollozo, clave o alma,
      este velar, este aprender la dicha,
      este saber que el día no es espina,
      sino verdad, oh suavidad. Te quiero.
      Escúchame. Cuando el silencio no existía,
      cuando tú eras ya cuerpo y yo la muerte,
      entonces, cuando el día.

      Noche, bondad, oh lucha, noche, noche.
      Bajo clamor o senos, bajo azúcar,
      entre dolor o sólo la saliva,
      allí entre la mentira sí esperada,
      noche, noche, lo ardiente o el desierto.
      ----------------------------------------------------

      Una vez más, Señor, me condenas perdiéndome
      las gafas; una vez más me pones en trance
      de maldición y pecado. Por favor, devuélvemelas.
      No es, Señor, que me las pierdas, es que me las escondes
      y me dejas sin ver. Es que nos quieres ciegos? Que no veamos
      el horror que nos rodea, tantas cosas terribles
      como hay que ver cada día? Es una muestra de tu misericordia
      dejarnos sin ver? Por qué no te llevas
      la mirada, esa ave? De todo nos priva nuestra
      desesperación de ciegos, hasta de ese olor
      del jazmín vespertino, de la escapada de puntillas
      de la tarde, de aquellos que tú bien sabes
      su nombre, porque tú eres su invención,
      tú le pusiste nombre, amor,
      y aquí ando las veinticuatro horas del morir de cada día
      sin ver, hasta donde lleguen los hastas,
      hasta que un toque en el hombro y una voz diga:
      «No busques más lo que tienes delante».
      -------------------------------------
      De cirios y de lirios

      El lirio azul el lirio fucsia el lirio
      de color colorado el lirio triste
      con pétalos de cera se reviste
      y va a la fiesta convertido en cirio

      En cirio gris en cirio negro en cirio
      de las aguas sin luz en cirio triste
      que al llegar de la fiesta se desviste
      y vuelve a ser en el jardín un lirio

      O este espejo se está poniendo viejo
      o lo que estoy mirando es un delirio
      dice la flor hablándole al espejo

      Adentro del azogue brota un cirio
      y al tiempo que se enciende su reflejo
      al fondo del jardín se apaga un lirio

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  5. Ay, que me mata mi gato. ¿No te dice nada el de Valente?

    Venga, reconozcamos: a cada cual lo suyo, para gustos, colores, prohibido juzgar, prohibido criticar. Toda opinión es válida. La historia juzgará... mas por modas, lo que no vale nada.

    Espera, que voy otra vez a por el cirio, el lirio y el delirio, a ver si pillo algo más que un juego de palabras, metro y rima, sin otra trascendencia. ¿Ves qué bruta?

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    1. El asesino de Morfeo2 de mayo de 2015, 7:32

      Y una suave brisa acarició el hombro de la señorita Pirandello.¿Prohibido juzgar' ¿Prohibido criticar? Yo más bien diría prohibido prohibir, querida mozuela, porque si yo considero que no me gusta una obra, que no me emociona o que me espeluzna, no sé por qué no voy a poder decirlo con el bigote y la cabeza bien alta. Es lo que tiene publicar algo, que te expones a las críticas, a las alabanzas o a los pataleos del personal.
      Y eso incluye a los poetas.

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    2. Ok., no he sido lo sutil que era necesario. Lo que intento decir es que, de acuerdo con el gato, nadie debe aupar su opinión a la categoría de juicio, ni debe la crítica ser categórica. ¿Opiniones? Todas. Y emociones y espeluznamientos. Juicios... cuidadín.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Juro que yo había visto publicado mi comentario en respuesta al del gato con los poemas. Lo juro.

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  8. ¡Míralo, ahora aparece ahí otra vez! ¡¡¡¡MORFEO!!!! ¡¡Mira a ver qué estás haciendo con el blog!!

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  9. El Asesino de Morfeo está riendo a mandíbula batiente en la bodega.

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  10. Esta bodega está llena de rincones. Se necesita un plano, un mapa del tesoro, un reguero de gotas de vino, o de migas o piedras que marquen el sendero.

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